La memoria es una función básica, y a la vez extremadamente compleja y heterogénea, del ser humano. Este proceso cognitivo es la base sobre la que se asientan actividades cotidianas y necesarias para la supervivencia como caminar, evitar situaciones u objetos peligrosos, saber dónde o cómo conseguir alimentos, podemos comunicar con otros seres humanos, orientarnos en nuestro domicilio y fuera de él, etc. La memoria también es fundamental para fenómenos más complejos, como la formación de la identidad humana, y la sensación del paso del tiempo. Sin memoria seriamos incapaces de saber quiénes somos y de percibirnos en un continuo temporal, con un pasado, un presente y un futuro (Tirapu, Ríos y Maestú, 2011).
Existen dos grandes sistemas de memoria:
- MEMORIA A CORTO PLAZO (almacén provisional en el que una cantidad limitada de información se mantiene durante un corto periodo de tiempo, entre varios segundos y minutos).
- MEMORIA A LARGO PLAZO
- Memoria declarativa (explícita) 🡪 recuperación consciente e intencional de experiencias previas.
- Memoria Episódica (se encarga de recordar las experiencias vividas personalmente, por ejemplo, que comiste ayer).
- Memoria Semántica (se refiere al conocimiento general sobre el mundo, por ejemplo, qué sucedió el 11 de septiembre de 2001).
- Memoria no declarativa (implícita) 🡪 recuperación inconsciente y no intencional. Es la memoria de los hábitos y destrezas motoras por ejemplo, montar en una bicicleta o tocar un instrumento.
- Memoria declarativa (explícita) 🡪 recuperación consciente e intencional de experiencias previas.