Desde estas líneas os hacemos llegar un escrito que una de nuestras socias ha querido compartir con todos nosotros. Esperamos que os guste.
«Hola compañera. Te llamo así ya que compartimos las dos, junto con otras muchas personas, una enfermedad disfrazada como si de un caballo desbocado se tratara.
Es muy difícil para mí escribirte en esta situación pero tal vez yo por haber pasado por esa angustia antes me encuentre más dispuesta para afrontar los baches que van viniendo.
Muchas personas te darán palmaditas en la espalda y te mirarán con pena pero no caigas en esa trampa porque lo único que conseguirás es darte pena a ti misma y no tener fuerza para seguir adelante.
Acobardarse no es la salida ante esta nueva situación. Párate a pensar que comienzas de nuevo a vivir pero de otra forma; con más limitaciones y aunque te haya pegado con fuerza la violencia emocional, se te hayan roto los esquemas que te habías propuesto para tu vida, intenta con voluntad el adaptarte a ella. Mira que ahora es muy diferente entre lo que quieras y lo que puedas hacer.
El apoyo moral de la familia y amigos es fundamental pero sin imponer tus necesidades en todo momento ya que ellos al querernos lo pasan mal y de una manera diferente también sufren la enfermedad.
Nada es fácil. Haz que llegue ese día al que le pones voz “voy a conseguir vivir con estas limitaciones el tiempo que me toque” y tal vez recuperes sueños perdidos para ofrecérselos a personas queridas y a ti misma.
No podemos pasar la vida de puntillas ya que si así lo hacemos es como no haberla vivido. La pasividad no es la solución. Mira alrededor y verás que no somos los más desgraciados del mundo a pesar de nuestra enfermedad.
Nada es fácil pero acierta en un plan para desechar de la mente lo negativo que la llene ya que si tu orden de ideas es negativo, al cabo del día todos los pensamientos que se agolpen en ella así resultarán.
No permitas que el mal humor te hunda.«